Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

martes, 5 de enero de 2016

Un poema de Leopoldo Marechal

Leopoldo Marechal

EPITAFIOS AUSTRALES 

III 

A la peona Ezequiela Farías 

Nació y murió 
junto a una vaca. 
Entre sus manos duras, 
la suavidad del mundo 
tomó formas de vaca. 

Un silencio de vaca 
la ciñó hasta los pies 
como su delantal: 
un silencio cantante, 
más puro que la égloga. 

Delante de sus ojos, 
los días y las noches 
australes desfilaron 
como vacas macizas. 

La tierra en que hoy descansa 
--gorda, sumisa y útil-- 
se parece a una vaca. 

- . - . - 

LEOPOLDO MARECHAL. Obra poética. Leviatán. Buenos Aires, 2014. Pp. 532-533. 


1 comentario:

  1. Es grato iniciar el año con la lectura de un poema de Leopoldo Marechal. Nos permitimos comunicarles el espacio donde pueden ubicar información fehaciente y actual: facebook bajo la denominación Fundación Leopoldo Marechal y una web algo desactualizada en:
    www.marechal.org.ar

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