Te alejas, ríes. Me preguntas
lo que daría yo por tener hoy tus años.
Mira, muchacho, aquello que está hecho
ya no se puede deshacer.
Mas dime, ¿qué darías
por saber, con certeza,
que habrá de ser el tiempo
benigno para ti,
y llegar tu a mi edad?
Verías a un muchacho malicioso
que ríe al preguntarte si le envidias
los años tan hermosos que él te ofrece.
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