Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

jueves, 31 de marzo de 2016

Un poema de Francisco Brines


MADRIGAL CON EPIGRAMA 

Te alejas, ríes. Me preguntas 
lo que daría yo por tener hoy tus años. 

Mira, muchacho, aquello que está hecho 
ya no se puede deshacer. 
Mas dime, ¿qué darías 
por saber, con certeza, 
que habrá de ser el tiempo 
benigno para ti, 
y llegar tu a mi edad? 

Verías a un muchacho malicioso 
que ríe al preguntarte si le envidias 
los años tan hermosos que él te ofrece. 

- . - . - 

FRANCISCO BRINES. En El grupo poético de los años 50. Una Antología por Juan García Hortelano. Taurus. Madrid, primera edición 1978, reimpresión de 1983. Pág. 240. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario