Un tronco seco ablandado por dos almohadones nos invita. Y buscamos. Podemos seguir el trazo de las ramas bajo el cielo. El sol construye su propio laberinto tras el filtro de las hojas. Si suena, el chistido seco de un colibrí nos habrá puesto cerca de la posibilidad de otro recorrido. Este vagabundeo con la imaginación elegirá hacer pie en las hojas, en las alas, en la luz. O puede detener su mirada en el gatito que dedica ingentes esfuerzos a perseguir su propia cola.

Que el gato encuentre su rabito y lo muerda es tan inmediato como la sorpresa dolida con la que se suelta. Pero pocos segundos después olvida o juega a que olvida y vuelve a correr tras de sí. Nosotros pasaremos los días en la misma ronda de encuentros de luz, mordidas de ramas y colibríes de olvido.

Quizás aquí, Bajo la rosa china, experimentemos algo de ello.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Un poema de Hye-Soon Kim

Hye-Soon Kim

NOCHE DE SEÚL 

¿Cuántas cordilleras debo pasar 
para llegar a ti? 
Una hormiguita 
atraviesa 
los pétalos de una rosa de plástico. 

¿Cuántos escalones debo subir 
para despertarte? 
A medianoche subo sigilosamente 
por el ascensor de la luz encendida 
con el cuerpo tembloroso 
hacia tu cuerpo dormido. 

¿Cómo se puede chupar la luz del farol? 
Una polilla 
pica el farol toda la noche 
con su lengua aguda como una aguja. 

de Seúl, mi Upanishad 

- . - . - 

HYE-SOON KIM. Tomado de El tiempo transparente / Cuatro poetas coreanos contemporáneos. Selección, traducción y revisión: Woo-Hoon Choo, Francisco Carranza Romero, Oscar A. Mavila Marquina. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima (Perú), 1996. Pág. 117.

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